¡Sigamos reviviendo el espíritu navideño con este post! Te presentamos las 7 pinturas más hermosas de Navidad. ¿Con cuál te quedarías tú?
El Nacimiento de Jesús y todo lo que gira en torno a este, ha sido uno de los capítulos de la historia de la humanidad que más ha sido llevado al arte por los grandes pintores. Frente a esto, vale la pena destacar que la pintura es hermosa por excelencia, al ser una materialización del arte, pero lo más lindo del tema que estamos tratando en este post, es que cada artista retrató este momento bíblico desde su propia mirada, cultura, religiosidad y creencia. Y por supuesto, también hay que destacar que cada uno de ellos proviene de diferentes épocas, así que este aspecto influye de igual modo en la forma en que se expresan.
Seguimos dándote abrebocas de la galería que te presentaremos a continuación, contándote que el claroscuro fue una de las técnicas que más se utilizaron para plasmar este majestuoso momento del Nacimiento, a partir de lo narrado en la Biblia. No sé si estás al tanto de esto, pero allí lo describen como un episodio que representaba refugio, una buena nueva, una luz resplandeciente que llegó para iluminar al mundo de la oscuridad en la que se hallaba.
No siendo más te dejamos con la lista y esperamos que nos cuentes cuál te pareció que lo hizo mejor. ¡Disfrútalo!
1. “La Natividad” de Fra Angélico

El fraile Giovanni de Fiesole, se distinguía por expresar su fervor religioso mediante las imágenes. Lo que más impacta de sus pinturas, es que a pesar de estar cargadas de misticismo y fines netamente religiosos, logran adherirse a los aires renacentistas. De hecho, la forma en como retrató el nacimiento de Jesús, lo demuestra: en él aparecen San Pedro y Santa Catalina de Siena, dos personajes importantes para el futuro de la Iglesia Católica.
2. “La Adoración de los magos” de Leonardo Da Vinci




Este ícono del arte renacentista también se unió a plasmar el Nacimiento del Niño. De hecho, esta obra es una de las que más revelan su estilo: el uso de sombras que gradúan sutilmente las luces, una manera de alcanzar el relieve por medio de suaves tonos claroscuros. Veamos algunos aspectos de la pintura: su centro está formado por la Virgen, el Niño y dos ancianos. Que a cada lado haya un anciano y un joven, significa, según la tradición, la Filosofía y la Acción. Al fondo a la derecha, se observa un episodio guerra al que todavía no se le conoce el significado.
3. “La adoración de los pastores”, pupilo de Rembrandt




En el retrato se vislumbran pequeños destellos de luz que generan la sensación de intimidad del momento. Sin embargo, la luz que irradia el pequeño es la que impera y llama la atención, pues lo muestra como la luz del mundo convirtiéndolo en el centro de la escena. Hay que destacar que aunque Rembrandt se destacó por pintar muchos episodios de la vida de Jesús para el Príncipe Federico de Orange, es probable que esta haya sido elaborada por algún alumno suyo.
4. “La Natividad por la noche”, Geertgen tot Sint Jans




Es igual de cautivadora que la anterior pintura. Nuevamente la luz principal de la imagen proviene del recién nacido, iluminando a la Virgen María. El resplandor del ángel que anuncia desde una montaña a los pastores, acerca de la llegada, otorga otro contraste entre la oscuridad de la noche y la luz divina del pequeño.
5. “Adoración de los Pastores”, Giorgione




Esta obra, perteneciente a un artista que ha dejado en el misterio su trabajo, fue hecha antes de 1506. En ella podemos ver al Niño Dios en la entrada de una cueva, mientras San José, la Virgen y dos pastores lo observan con veneración. Sobre esta escena, también se pueden ver presencias angelicales que se unen a la contemplación. Algo por exaltar de esta pintura, es que el paisaje fue elaborado minuciosamente para que los personajes encajaran de forma perfecta en el ambiente.
6. “La Adoración de los Reyes Magos” de Rubens




Esta obra podría ser una modelo de barroquismo, debido a su clásico juego de luces focales y sombras, el trabajo de los colores y el énfasis que hay en las expresiones corporales de las figuras que allí se observan. Lo más curioso de esta pintura es que fue elaborada en dos momentos: la parte de la Adoración en 1609, mientras que el resto se terminó en 1628. De nuevo la gran luz proviene del Niño y el lado izquierdo, cargado de serenidad y contemplación, contrapone con el derecho en donde se muestra acción y tensión.
7. “La natividad”, El Greco




Tenebrosa, pero bellísima la forma en que simplifica este momento tan íntimo, en donde solo se visualizan María y José con el pequeño. Hay una oscuridad que perturba, pero se ve interrumpida por la luz que proviene del Recién Nacido. Ahora, esta obra también muestra que es para ser contemplada desde abajo, debido a la cabeza retorcida del buey y los pies de María.